lunes, 21 de julio de 2008

No me mires a mí, mira el camino.

Un relámpago no ilumina tu camino, no te sirve como si fuera una lámpara en tu mano; sólo te da un fogonazo, un vislumbre del camino que tienes por delante. Pero ese vislumbre es precioso; ahora tus pies estarán firmes, ahora serás fuerte, ahora tu determinación de alcanzar tu destino se veráfortalecida. Haz visto el camino, sabes que está ahí y no deambulas sindirección. Un fogonazo de luz y vislumbrarás el camino que tienes querecorrer y el templo que es el destino de tu viaje. He oído una historia dedos hombres que se perdieron en el bosque una noche muy oscura. Era unbosque muy peligroso, lleno de animales salvajes, muy denso y rodeado deoscuridad. Uno de los hombres era un filósofo y el otro era un místico. Derepente estalló una tormenta, las nubes se abrían y había grandesrelámpagos. El filósofo miraba al cielo, el místico mantenía la vista en elcamino. En ese momento hubo un relámpago y el sendero se iluminó delante de ellos. El filósofo miró al relámpago y se preguntó: "¿Qué está pasando?", perdiendo así el camino.

Tú estás perdido en un bosque aún más denso que el de esta historia. Lanoche es más oscura. A veces viene un relámpago: debes mirar al sendero.Chuan Tzu es un relámpago, Buda es un relámpago, yo soy un relámpago. No me mires a mí, mira al sendero. Si me miras a mí, perderás tu oportunidad,porque el relámpago no se volverá a repetir. Sólo dura un momento, y losmomentos en los que la eternidad penetra en el tiempo son muy escasos; soncomo relámpagos. Y cuando empieces a vivir, las cosas ordinarias adquierenuna belleza extraordinaria. Cosas pequeñas - la vida consiste en cosaspequeñas - pero cuando les aportas la cualidad de un amor intenso yapasionado se transforman, se vuelven luminosas.

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