sábado, 5 de julio de 2008

La vida después de un secuestro: Trastornos y tratamientos.

La Segunda, 04-07-08.

La liberación de la ex candidata presidencial de Colombia, Ingrid Betancourt - luego de 6 años de cautiverio-, y otros 14 rehenes que mantenían las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), alegró recientemente a millones de personas alrededor del mundo.

Al respecto, muchos piensan que la catástrofe familiar que involucra un secuestro, finaliza una vez que el sujeto es liberado. Sin embargo, enfrentar esta situación, puede resultar mucho más complicada de lo que aparenta. Es trascendental que quienes han sufrido esta traumática experiencia asuman un tratamiento siquiátrico que involucra, en algunos casos, años de terapia (psicoterapia y medicamentos).

El psiquiatra de Centro Médico DarSalud, Rolando Ahubert explica “durante el cautiverio, las personas desarrollan síntomas como culpa, respuestas exageradas frente a estímulos estresantes, comportamiento impulsivo y autodestructivo, apartamiento social, cambios en las características de la personalidad y disminución del mecanismo de defensa inmunitario, entre otras consecuencias”.

Posteriormente, una vez liberados “sufren el denominado Trastorno de Estrés Postraumático. Para que se configure este cuadro, debe haber exposición a un suceso o situación suficientemente estresante, es decir, que sea notablemente amenazador o catastrófico” señala el psiquiatra de DarSalud.

El trastorno tiene - como síntomas - “revivir el suceso en “flashback”. La aparición de conductas de evitación de las circunstancias asociadas al factor estresante. Amnesia parcial o completa de la exposición al factor estresante, problemas del dormir, irritabilidad o accesos de cólera o rabia, escasa concentración, hipervigilancia (demasiados alertas o perseguidos), respuestas exageradas ante el mínimo susto, entre otras situaciones”, comenta el Doctor de DarSalud.

La familia de estas personas sufrió, día a día, la agonía de carecer de una pieza trascendental de su conjunto, debiéndose reorganizar y, en muchos casos, disolverse como grupo humano.

El experto explica “los familiares pueden presentar cuadros depresivo-ansiosos, incluso, puede haber episodios de psicosis con pérdida de la capacidad de juicio”.

Para el secuestrado, en tanto, encontrarse con un nuevo ordenamiento genera incomodidad y desadaptación, y en algunos casos - si eventos importantes acontecieron en su ausencia - la pena puede desencadenar una depresión e incluso un suicidio. “Es una posibilidad, de ahí la importancia de un seguimiento hecho por la familia y profesionales especializados”, comenta el Dr Ahubert de DarSalud.

Pero, ¿pueden recuperarse, por completo, quienes han sufrido esta aberrante situación? El Psiquiatra de Centro Médico DarSalud, Rolando Ahubert explica que "la mayoría lo hace. Pero con secuelas como el trastorno de estrés postraumático (en el caso de Ingrid Betancourt sería “amenaza a la vida e integridad corporal de uno mismo)”, concluye el especialista.

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