Un enorme legado en materia de divulgación científica y protección del medio ambiente deja el doctor Juan Grau, quien falleció el lunes a los 92 años debido a un cáncer pulmonar.
Médico cirujano de la U. de Chile, desde muy joven tomó conciencia del cuidado del entorno, liderando desde esa casa de estudios una cruzada en contra del uso de la energía nuclear.
"Juan Grau venía siempre a Sábados Gigantes porque estaba interesado en algo que a nadie le importaba: la ecología y la contaminación", recuerda desde Miami, Mario Kreutzberger, Don Francisco. Cuenta que en 1967 lo llevó al cerro Santa Lucía y le dijo: "Don Francisco, en treinta años más nadie va a poder respirar en esta ciudad". Kreutzberger cree que dejará un legado imperecedero: "Era extraordinariamente curioso, de una moral muy clara, un hombre muy equilibrado. Fue además un pionero de la campaña para no fumar. Marcó época y fue un visionario".
"Tenía mucho sentido docente, era muy didáctico para explicar los temas científicos", destaca el periodista Vicente Pérez, quien lo tuvo varias veces como invitado en su programa científico "Equilibrio", que presentaba Canal 13 en los 70. "Era un gran divulgador", dice.
Eduardo Reyes, presidente de la Agrupación de Periodistas Científicos, quien apoyó a Grau en la campaña de defensa de los pingüinos de Cachagua, cuenta: "Gracias a esa movilización, creó conciencia para que el sitio se transformara en monumento natural y también fue un gran defensor de las ballenas cuando todavía rusos y japoneses las cazaban libremente".
Bernardo Zentilli, presidente del Comité de Defensa de la Fauna y Flora (Codeff), lamenta que no alcanzaron a conseguir que la reserva "Las Chinchillas", de Conaf, llevase el nombre de Grau antes de que muriese. "Iba a ser un homenaje para él, quien luchó mucho por su creación". Pero cree que el hito por el que más se lo recordará es haber logrado que en la Constitución de 1980 se incluyera el derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación.
Médico cirujano de la U. de Chile, desde muy joven tomó conciencia del cuidado del entorno, liderando desde esa casa de estudios una cruzada en contra del uso de la energía nuclear.
"Juan Grau venía siempre a Sábados Gigantes porque estaba interesado en algo que a nadie le importaba: la ecología y la contaminación", recuerda desde Miami, Mario Kreutzberger, Don Francisco. Cuenta que en 1967 lo llevó al cerro Santa Lucía y le dijo: "Don Francisco, en treinta años más nadie va a poder respirar en esta ciudad". Kreutzberger cree que dejará un legado imperecedero: "Era extraordinariamente curioso, de una moral muy clara, un hombre muy equilibrado. Fue además un pionero de la campaña para no fumar. Marcó época y fue un visionario".
"Tenía mucho sentido docente, era muy didáctico para explicar los temas científicos", destaca el periodista Vicente Pérez, quien lo tuvo varias veces como invitado en su programa científico "Equilibrio", que presentaba Canal 13 en los 70. "Era un gran divulgador", dice.
Eduardo Reyes, presidente de la Agrupación de Periodistas Científicos, quien apoyó a Grau en la campaña de defensa de los pingüinos de Cachagua, cuenta: "Gracias a esa movilización, creó conciencia para que el sitio se transformara en monumento natural y también fue un gran defensor de las ballenas cuando todavía rusos y japoneses las cazaban libremente".
Bernardo Zentilli, presidente del Comité de Defensa de la Fauna y Flora (Codeff), lamenta que no alcanzaron a conseguir que la reserva "Las Chinchillas", de Conaf, llevase el nombre de Grau antes de que muriese. "Iba a ser un homenaje para él, quien luchó mucho por su creación". Pero cree que el hito por el que más se lo recordará es haber logrado que en la Constitución de 1980 se incluyera el derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación.
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