EM., VCyT., 18-07-09.
Los pros y contras de ser el primero.
Libro de psicólogo argentino aborda la condición de primogénito, desde los privilegios hasta el costo emocional que implica ser el centro de todas las expectativas familiares.
Débora Gutiérrez A.
"El hijo mayor es un privilegiado: su presencia acapara todos los álbumes de fotos y las primeras filmaciones familiares, muchas veces lleva el nombre del padre o de la madre y tiene el arbitrio de tratar con cierto autoritarismo a sus hermanos menores. Pero estas supuestas ventajas son aparentes", afirma el psicólogo argentino Miguel Angel Gianelli en su libro "Primogénito: el estigma de ser el primero".
En el texto, que acaba de ser lanzado en Argentina, el experto analiza qué ocurre en el terreno emocional con aquellos niños que centralizan todas las expectativas familiares por ser los primogénitos. "Es cierto, ese hijo logra acaparar la atención familiar y los padres le dedican más tiempo que a sus futuros hermanos. Pero a cambio -asegura a "El Mercurio" Gianelli-, crecen intentando satisfacer a sus padres, sacrificando, incluso, sus propios deseos".
Deberes y regalías.
Es que no es fácil ser el mayor, asegura Macarena Cuevas (34 años, ingeniero comercial) aun cuando seas pocos años mayor que tus hermanos. "En ti recaen un montón de responsabilidades que las asumes como propias. Como cuidar a tus hermanos, ser parte importante en las decisiones familiares y seguir, creo yo, un camino más tradicional y esperado por tus padres".
Algo similar ocurrió con la abogada Marcela Carrasco (28 años): "La presión de mis padres para que estudiara leyes fue grande y siempre he sentido que ellos se proyectaban mucho a través de lo que yo hago. Pero reconozco, que recibí privilegios que mis hermanos no tuvieron, como tener un auto a los 18 años".
Deberes y regalías, aborda Miguel Angel Gianelli en su libro, predisponen a los hermanos mayores a pensar, sentir y actuar de una manera determinada. Es común que los primogénitos sean más atentos, obedientes y responsables; pero al mismo tiempo, más inseguros y menos espontáneos. ¿La razón? Los padres primerizos son ambivalentes (falta de experiencia) e inseguros en su rol, porque aprenden a ser papás con la dinámica del ensayo y error.
Isabel Margarita Fontecilla, psicóloga de la Universidad de Chile, opina, sin embargo, que la dinámica familiar que se desarrolla en torno a ese primer hijo es lo que más influye en su carácter. "Si los padres depositan en él todas las expectativas, les exigen ser casi perfectos, los instan a postergarse por sus hermanos y, más aún, les exigen heredar las tradiciones familiares, seguramente ser el hermano mayor se convertirá en una carga para ellos", precisa.
Andrea Bravo, psicóloga del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Universidad de Chile, señala que los primeros hijos suelen ser niños mucho más autoexigentes y sobreprotegidos: son descritos como complacientes con los adultos, buenos estudiantes, sobreadaptados y demandantes desde el punto de vista emocional.
Menos peso.
"En la consulta nos encontramos con niños muy inteligentes, con habilidades cognitivas superiores a la media, pero que tienen problemas para relacionarse con sus pares. Al indagar nos encontramos con un hermano (a) mayor acostumbrado a exigir a los otros un comportamiento -tal y como actúan con él en casa-, muy 'adulto'. Esto genera roces con menores de su edad".
Esa "mochila" extra que tienen los hermanos mayores al nacer, aconseja el experto argentino, debiera disminuir si los padres cuidan de que ese primer hijo crezca sin presiones y viva en forma espontánea todos los procesos de su desarrollo. "Los hijos no pueden asumir roles que les impidan disfrutar su niñez, ni menos 'acarrear' anhelos de los padres que sólo esconden frustraciones. Cuando esto ocurre es cuando ser el mayor se transforma en una carga negativa", concluye Miguel Ángel Gianelli.
Los primeros y los únicos.
La sociedad chilena está transitando hacia familias cada vez más pequeñas, comenta Verónica Pérez, psicóloga infanto-juvenil y académica de la Universidad del Desarrollo. Con padres tardíos y que deciden tener un solo hijo.
"Por lo tanto, veremos cada vez más la presencia de primeros hijos que además serán los únicos. El desafío entonces será trabajar para mejorar las habilidades parentales, pues efectivamente tendrán más tiempo para prepararse para la llegada del hijo a sus vidas", asegura. Esto, agrega, nos permitirá como sociedad tener padres menos ansiosos, pero que deberán cuidar especialmente sus expectativas, la presencia de límites y las habilidades sociales de ese único niño.
Lo que dicen los estudios:
1. Los más inteligentes.
El primer hijo tiene mayor coeficiente intelectual (CI) que sus hermanos menores, aseguró un estudio noruego publicado en la revista Science en 2007. Los científicos utilizaron los registros militares de más de 240 mil hombres noruegos y encontraron que los primogénitos tenían una ventaja de 2,3 puntos de CI sobre sus hermanos más cercanos en edad.
2. Niños mimados.
Los psicólogos plantean que los primogénitos suelen ser muy mimados por los padres. Un estudio realizado en 2007 por científicos de la Universidad de Cornell, EE.UU., mostró, en efecto, que los papás pasan mucho más tiempo con el primer hijo que con los más pequeños cuando éstos tienen entre 4 y 13 años.
3. Líderes innatos.
La empresa estadounidense Vistage International realizó en 2007 una encuesta a 1.583 presidentes ejecutivos y reveló que el 43% de ellos eran primogénitos. "El orden de los hermanos a menudo conlleva, en algunas familias, responsabilidades y expectativas que requieren liderazgo a una edad temprana", aseguró Rafael Pastor, presidente de la compañía.
4. Profesión tradicional.
El hermano mayor, dice un estudio realizado en 2008 por el sitio laboral CarrenBuilder.com, tiende a escoger carreras más tradicionales como medicina, ingeniería o derecho. Una investigación de la U. Estatal de Ohio (EE.UU.), en tanto, indica que además los hermanos mayores optan por trabajos más "intelectuales".
Los pros y contras de ser el primero.
Libro de psicólogo argentino aborda la condición de primogénito, desde los privilegios hasta el costo emocional que implica ser el centro de todas las expectativas familiares.
Débora Gutiérrez A.
"El hijo mayor es un privilegiado: su presencia acapara todos los álbumes de fotos y las primeras filmaciones familiares, muchas veces lleva el nombre del padre o de la madre y tiene el arbitrio de tratar con cierto autoritarismo a sus hermanos menores. Pero estas supuestas ventajas son aparentes", afirma el psicólogo argentino Miguel Angel Gianelli en su libro "Primogénito: el estigma de ser el primero".
En el texto, que acaba de ser lanzado en Argentina, el experto analiza qué ocurre en el terreno emocional con aquellos niños que centralizan todas las expectativas familiares por ser los primogénitos. "Es cierto, ese hijo logra acaparar la atención familiar y los padres le dedican más tiempo que a sus futuros hermanos. Pero a cambio -asegura a "El Mercurio" Gianelli-, crecen intentando satisfacer a sus padres, sacrificando, incluso, sus propios deseos".
Deberes y regalías.
Es que no es fácil ser el mayor, asegura Macarena Cuevas (34 años, ingeniero comercial) aun cuando seas pocos años mayor que tus hermanos. "En ti recaen un montón de responsabilidades que las asumes como propias. Como cuidar a tus hermanos, ser parte importante en las decisiones familiares y seguir, creo yo, un camino más tradicional y esperado por tus padres".
Algo similar ocurrió con la abogada Marcela Carrasco (28 años): "La presión de mis padres para que estudiara leyes fue grande y siempre he sentido que ellos se proyectaban mucho a través de lo que yo hago. Pero reconozco, que recibí privilegios que mis hermanos no tuvieron, como tener un auto a los 18 años".
Deberes y regalías, aborda Miguel Angel Gianelli en su libro, predisponen a los hermanos mayores a pensar, sentir y actuar de una manera determinada. Es común que los primogénitos sean más atentos, obedientes y responsables; pero al mismo tiempo, más inseguros y menos espontáneos. ¿La razón? Los padres primerizos son ambivalentes (falta de experiencia) e inseguros en su rol, porque aprenden a ser papás con la dinámica del ensayo y error.
Isabel Margarita Fontecilla, psicóloga de la Universidad de Chile, opina, sin embargo, que la dinámica familiar que se desarrolla en torno a ese primer hijo es lo que más influye en su carácter. "Si los padres depositan en él todas las expectativas, les exigen ser casi perfectos, los instan a postergarse por sus hermanos y, más aún, les exigen heredar las tradiciones familiares, seguramente ser el hermano mayor se convertirá en una carga para ellos", precisa.
Andrea Bravo, psicóloga del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Universidad de Chile, señala que los primeros hijos suelen ser niños mucho más autoexigentes y sobreprotegidos: son descritos como complacientes con los adultos, buenos estudiantes, sobreadaptados y demandantes desde el punto de vista emocional.
Menos peso.
"En la consulta nos encontramos con niños muy inteligentes, con habilidades cognitivas superiores a la media, pero que tienen problemas para relacionarse con sus pares. Al indagar nos encontramos con un hermano (a) mayor acostumbrado a exigir a los otros un comportamiento -tal y como actúan con él en casa-, muy 'adulto'. Esto genera roces con menores de su edad".
Esa "mochila" extra que tienen los hermanos mayores al nacer, aconseja el experto argentino, debiera disminuir si los padres cuidan de que ese primer hijo crezca sin presiones y viva en forma espontánea todos los procesos de su desarrollo. "Los hijos no pueden asumir roles que les impidan disfrutar su niñez, ni menos 'acarrear' anhelos de los padres que sólo esconden frustraciones. Cuando esto ocurre es cuando ser el mayor se transforma en una carga negativa", concluye Miguel Ángel Gianelli.
Los primeros y los únicos.
La sociedad chilena está transitando hacia familias cada vez más pequeñas, comenta Verónica Pérez, psicóloga infanto-juvenil y académica de la Universidad del Desarrollo. Con padres tardíos y que deciden tener un solo hijo.
"Por lo tanto, veremos cada vez más la presencia de primeros hijos que además serán los únicos. El desafío entonces será trabajar para mejorar las habilidades parentales, pues efectivamente tendrán más tiempo para prepararse para la llegada del hijo a sus vidas", asegura. Esto, agrega, nos permitirá como sociedad tener padres menos ansiosos, pero que deberán cuidar especialmente sus expectativas, la presencia de límites y las habilidades sociales de ese único niño.
Lo que dicen los estudios:
1. Los más inteligentes.
El primer hijo tiene mayor coeficiente intelectual (CI) que sus hermanos menores, aseguró un estudio noruego publicado en la revista Science en 2007. Los científicos utilizaron los registros militares de más de 240 mil hombres noruegos y encontraron que los primogénitos tenían una ventaja de 2,3 puntos de CI sobre sus hermanos más cercanos en edad.
2. Niños mimados.
Los psicólogos plantean que los primogénitos suelen ser muy mimados por los padres. Un estudio realizado en 2007 por científicos de la Universidad de Cornell, EE.UU., mostró, en efecto, que los papás pasan mucho más tiempo con el primer hijo que con los más pequeños cuando éstos tienen entre 4 y 13 años.
3. Líderes innatos.
La empresa estadounidense Vistage International realizó en 2007 una encuesta a 1.583 presidentes ejecutivos y reveló que el 43% de ellos eran primogénitos. "El orden de los hermanos a menudo conlleva, en algunas familias, responsabilidades y expectativas que requieren liderazgo a una edad temprana", aseguró Rafael Pastor, presidente de la compañía.
4. Profesión tradicional.
El hermano mayor, dice un estudio realizado en 2008 por el sitio laboral CarrenBuilder.com, tiende a escoger carreras más tradicionales como medicina, ingeniería o derecho. Una investigación de la U. Estatal de Ohio (EE.UU.), en tanto, indica que además los hermanos mayores optan por trabajos más "intelectuales".
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