EM., V,CyT, 10-10-09.
Frustración, falta de tiempo para disfrutar la vida y la familia, malos ambientes laborales, una vida sobredemandada, explican en parte que el mal humor se esté transformando en una costumbre nacional, sobre todo de los santiaguinos.
Ocho de cada diez chilenos dicen que nuestro país no es respetuoso.
Por Débora Gutiérrez A.
--
Rocío Guerra (ingeniera de 27 años) fue víctima de esos episodios de enojo y furia capitalina que muchos han vivido en menor o mayor grado. Pero lo que le sucedió fue publicado en un portal de noticias y el debate explotó.
Un jueves por la mañana conducía su auto por La Reina cuando decidió adelantar a una camioneta. Su maniobra enfureció a tal punto al copiloto del otro vehículo que en el semáforo siguiente no sólo la increpó, sino que la zamarreó y le tiró el pelo violentamente. Los testigos de la agresión intervinieron para defenderla de este "loco" de las calles. Días más tarde, aquel hombre la ubicó para pedirle disculpas por su arrebato sin motivo.
Riñas entre conductores, insistentes bocinazos, ceños fruncidos al caminar, un señor "respetable" que pierde los estribos con una cajera del supermercado, padres que les gritan sin justificación a sus hijos. Todos episodios conocidos para los chilenos, y de los cuales más de alguno ha sido testigo o protagonista. Episodios que, por lo demás, están evidenciando una costumbre cada vez más arraigada entre los chilenos y, en especial, de los capitalinos: andar enojados.
Malos ratos.
Es un sentimiento básico de la conducta humana, dicen los expertos, pero que esconde frustración en quienes viven con el enfado a cuestas. La mayoría de las personas están conscientes de que andan enfadadas, pero no de las razones que explican su conducta, ni menos cómo salir de ella. En efecto, nuestra sociedad esta atestada de pequeños guiños que aumentan el mal humor, dice el sociólogo Jorge Larraín, vicerrector académico de la Universidad Alberto Hurtado. "La gente está pasando malos ratos en sus lugares de trabajo, tiene jornadas laborales interminables y está endeudada. Pero también su frustración está expresada a nivel familiar: no tener tiempo para estar con los hijos, por ejemplo, o tenerlo, pero estar demasiado cansado como para disfrutarlos".
El enojo está relacionado con la no satisfacción, con las cosas y expectativas que no podemos lograr, con el nivel de demanda al que estamos sometidos y a las limitaciones de la vida que llevamos y que finalmente nos frustran, explica Verónica Bagladi, psicóloga del Instituto Chileno de Psicoterapia Integrativa.
"En la consulta -complementa el psicólogo Juan Pablo Westphal, de la Clínica Santa María- vemos cada vez más personas que llegan porque sienten que están muy irascibles y son incapaces de controlar sus explosiones de mal humor". No se trata de trastornos psicológicos, pero sí son síntomas de que algo no está bien. Por otro lado, dice el experto, una ciudad como Santiago, con calles atestadas de autos, el metro y el sistema público saturados, influyen en que la gente esté predispuesta al mal humor y a expresar, muchas veces de forma desproporcionada, su enojo.
"El anonimato de las calles de las grandes ciudades permite que las personas descarguen su enojo, por ejemplo, al volante. Las personas están muy preocupadas de las demandas que tienen a nivel profesional y familiar y, por lo mismo, las necesidades de los otros no son su prioridad. Es raro entonces que la gente ande por las calles siendo amable y considerada", opina Claudia Cartes, psicóloga de la Universidad del Desarrollo.
Esta misma reflexión llevó a la ONG Genera a crear una campaña llamada "Más Respeto", que busca estimular el buen trato entre las personas, instituciones, familias y grupos.
A juicio de Modesto Gallo, profesor de sociología de la U. Diego Portales, en Chile -y en particular Santiago- hay un daño importante a la sociabilidad. Se ha perdido la valoración de la amabilidad o de la gentileza, valores que incluso son identificados como una forma de sometimiento. Esto se da en las relaciones callejeras y anónimas, pero a nivel más micro los santiaguinos son personas afables y acogedoras, opina.
Para luchar contra el mal humor hace falta, esgrimen los especialistas, reconocer los sentimientos de enojo y aprender a expresarlos de manera no agresiva. "Ayuda saber qué esta provocando tal mal humor y modificar en lo posible aquellas cosas que no están dejando que disfrute de la vida", concluye Juan Pablo Westphal.
Enfado versus agresividad.
La expresión de este enojo es lo que preocupa a los especialistas, es decir, la agresividad. "Personas que están siendo incapaces de controlar sus sentimientos de rabia, porque a nivel personal están muy sobrepasadas", dice la psicóloga Verónica Bagladi. Por lo mismo, advierte el psicólogo Juan Pablo Westphal, cuando el enfado es crónico, es decir, todos los días esa persona anda irritable y molesta, probablemente hay un trastorno del ánimo encubierto que debe ser tratado por un especialista".
Seis estrategias para pasarlo mejor.
Cambiar de actitud frente a los problemas es uno de los puntos básicos de una nueva corriente en la psicología, llamada psicología positiva. Los especialistas del área trabajan la idea de reforzar lo bueno que las personas pueden hacer por sí mismas, en vez de profundizar en sus patologías.
El 22 de octubre el Instituto Chileno de Inteligencia Emocional ofrecerá su tercer diplomado del tema (http://www.psicologiapositiva.cl/) ¿Qué proponen? Aquí van seis ideas para considerar.
1.- Intentar ser más feliz. El investigador inglés Robert Holden dice que el primer paso es asumir que uno quiere ser feliz. Si se declara esta intención, la atención de la persona estará en ello.
2.- Cultivar la gratitud. El psicólogo Martin Seligman, de la U. de Pensilvania, sugiere que tener una actitud agradecida, genera un sentimiento de plenitud. La propuesta es ejercitar a diario la gratitud, pues ayuda a desarrollar una visión más positiva del mundo.
3.- Pasarlo bien. Cantar, leer, tomarse un café con un amigo o cualquier actividad agradable, debería hacerse a diario, sólo para que la rutina del día a día sea más divertida y llevadera.
4.- Fomentar la amistad. En época de falta de compromiso en las relaciones humanas, cultivar actitudes de amabilidad y confianza con los demás ayuda a sentirse mejor a pesar de los problemas cotidianos.
5.- Meditar. Un estudio de la U. de Wisconsin con monjes tibetanos demostró que ellos, que han meditado toda su vida, a diferencia de las personas que no lo hacen, desarrollan más la corteza frontal izquierda del cerebro. Esa área tiene que ver directamente con el desarrollo de actitudes y pensamientos positivos.
6.- Concentrarse en las fortalezas individuales. Las personas que pasan mucho tiempo tratando de enmendar sus errores en vez de explotar sus virtudes, están ocupando mal su tiempo. Concentrarse en las fortalezas produce una espiral de bienestar que ayuda, al mismo tiempo, a corregir los errores. Es más fácil.
Frustración, falta de tiempo para disfrutar la vida y la familia, malos ambientes laborales, una vida sobredemandada, explican en parte que el mal humor se esté transformando en una costumbre nacional, sobre todo de los santiaguinos.
Ocho de cada diez chilenos dicen que nuestro país no es respetuoso.
Por Débora Gutiérrez A.
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Rocío Guerra (ingeniera de 27 años) fue víctima de esos episodios de enojo y furia capitalina que muchos han vivido en menor o mayor grado. Pero lo que le sucedió fue publicado en un portal de noticias y el debate explotó.
Un jueves por la mañana conducía su auto por La Reina cuando decidió adelantar a una camioneta. Su maniobra enfureció a tal punto al copiloto del otro vehículo que en el semáforo siguiente no sólo la increpó, sino que la zamarreó y le tiró el pelo violentamente. Los testigos de la agresión intervinieron para defenderla de este "loco" de las calles. Días más tarde, aquel hombre la ubicó para pedirle disculpas por su arrebato sin motivo.
Riñas entre conductores, insistentes bocinazos, ceños fruncidos al caminar, un señor "respetable" que pierde los estribos con una cajera del supermercado, padres que les gritan sin justificación a sus hijos. Todos episodios conocidos para los chilenos, y de los cuales más de alguno ha sido testigo o protagonista. Episodios que, por lo demás, están evidenciando una costumbre cada vez más arraigada entre los chilenos y, en especial, de los capitalinos: andar enojados.
Malos ratos.
Es un sentimiento básico de la conducta humana, dicen los expertos, pero que esconde frustración en quienes viven con el enfado a cuestas. La mayoría de las personas están conscientes de que andan enfadadas, pero no de las razones que explican su conducta, ni menos cómo salir de ella. En efecto, nuestra sociedad esta atestada de pequeños guiños que aumentan el mal humor, dice el sociólogo Jorge Larraín, vicerrector académico de la Universidad Alberto Hurtado. "La gente está pasando malos ratos en sus lugares de trabajo, tiene jornadas laborales interminables y está endeudada. Pero también su frustración está expresada a nivel familiar: no tener tiempo para estar con los hijos, por ejemplo, o tenerlo, pero estar demasiado cansado como para disfrutarlos".
El enojo está relacionado con la no satisfacción, con las cosas y expectativas que no podemos lograr, con el nivel de demanda al que estamos sometidos y a las limitaciones de la vida que llevamos y que finalmente nos frustran, explica Verónica Bagladi, psicóloga del Instituto Chileno de Psicoterapia Integrativa.
"En la consulta -complementa el psicólogo Juan Pablo Westphal, de la Clínica Santa María- vemos cada vez más personas que llegan porque sienten que están muy irascibles y son incapaces de controlar sus explosiones de mal humor". No se trata de trastornos psicológicos, pero sí son síntomas de que algo no está bien. Por otro lado, dice el experto, una ciudad como Santiago, con calles atestadas de autos, el metro y el sistema público saturados, influyen en que la gente esté predispuesta al mal humor y a expresar, muchas veces de forma desproporcionada, su enojo.
"El anonimato de las calles de las grandes ciudades permite que las personas descarguen su enojo, por ejemplo, al volante. Las personas están muy preocupadas de las demandas que tienen a nivel profesional y familiar y, por lo mismo, las necesidades de los otros no son su prioridad. Es raro entonces que la gente ande por las calles siendo amable y considerada", opina Claudia Cartes, psicóloga de la Universidad del Desarrollo.
Esta misma reflexión llevó a la ONG Genera a crear una campaña llamada "Más Respeto", que busca estimular el buen trato entre las personas, instituciones, familias y grupos.
A juicio de Modesto Gallo, profesor de sociología de la U. Diego Portales, en Chile -y en particular Santiago- hay un daño importante a la sociabilidad. Se ha perdido la valoración de la amabilidad o de la gentileza, valores que incluso son identificados como una forma de sometimiento. Esto se da en las relaciones callejeras y anónimas, pero a nivel más micro los santiaguinos son personas afables y acogedoras, opina.
Para luchar contra el mal humor hace falta, esgrimen los especialistas, reconocer los sentimientos de enojo y aprender a expresarlos de manera no agresiva. "Ayuda saber qué esta provocando tal mal humor y modificar en lo posible aquellas cosas que no están dejando que disfrute de la vida", concluye Juan Pablo Westphal.
Enfado versus agresividad.
La expresión de este enojo es lo que preocupa a los especialistas, es decir, la agresividad. "Personas que están siendo incapaces de controlar sus sentimientos de rabia, porque a nivel personal están muy sobrepasadas", dice la psicóloga Verónica Bagladi. Por lo mismo, advierte el psicólogo Juan Pablo Westphal, cuando el enfado es crónico, es decir, todos los días esa persona anda irritable y molesta, probablemente hay un trastorno del ánimo encubierto que debe ser tratado por un especialista".
Seis estrategias para pasarlo mejor.
Cambiar de actitud frente a los problemas es uno de los puntos básicos de una nueva corriente en la psicología, llamada psicología positiva. Los especialistas del área trabajan la idea de reforzar lo bueno que las personas pueden hacer por sí mismas, en vez de profundizar en sus patologías.
El 22 de octubre el Instituto Chileno de Inteligencia Emocional ofrecerá su tercer diplomado del tema (http://www.psicologiapositiva.cl/) ¿Qué proponen? Aquí van seis ideas para considerar.
1.- Intentar ser más feliz. El investigador inglés Robert Holden dice que el primer paso es asumir que uno quiere ser feliz. Si se declara esta intención, la atención de la persona estará en ello.
2.- Cultivar la gratitud. El psicólogo Martin Seligman, de la U. de Pensilvania, sugiere que tener una actitud agradecida, genera un sentimiento de plenitud. La propuesta es ejercitar a diario la gratitud, pues ayuda a desarrollar una visión más positiva del mundo.
3.- Pasarlo bien. Cantar, leer, tomarse un café con un amigo o cualquier actividad agradable, debería hacerse a diario, sólo para que la rutina del día a día sea más divertida y llevadera.
4.- Fomentar la amistad. En época de falta de compromiso en las relaciones humanas, cultivar actitudes de amabilidad y confianza con los demás ayuda a sentirse mejor a pesar de los problemas cotidianos.
5.- Meditar. Un estudio de la U. de Wisconsin con monjes tibetanos demostró que ellos, que han meditado toda su vida, a diferencia de las personas que no lo hacen, desarrollan más la corteza frontal izquierda del cerebro. Esa área tiene que ver directamente con el desarrollo de actitudes y pensamientos positivos.
6.- Concentrarse en las fortalezas individuales. Las personas que pasan mucho tiempo tratando de enmendar sus errores en vez de explotar sus virtudes, están ocupando mal su tiempo. Concentrarse en las fortalezas produce una espiral de bienestar que ayuda, al mismo tiempo, a corregir los errores. Es más fácil.
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