EM., V,CyT, 23-10-09.
Se piensa que los adultos, a diferencia de los niños y los ancianos, no son vulnerables al abuso emocional. Pero hay padres que, por diferentes razones, causan sufrimiento a sus hijos a través de la manipulación, el maltrato, las demandas y sobreexigencias desde la infancia hasta la adultez. Es la parentalidad tóxica.
Aprender a reconocerla y enfrentarla son los primeros pasos para recuperar este vital vínculo afectivo en la vida y superar sus efectos negativos.
Débora Gutiérrez A.
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Viviana (36 años, secretaria ejecutiva) tuvo que pasar por dos terapias y una depresión postparto para entender qué era lo que provocaba sus fuertes recaídas anímicas. En sus últimas sesiones un nombre comenzó a aparecer una y otra vez: Cristina. Ella es su mamá y no la ve desde hace tres años, cuando nació su primera hija.
"Siempre tuve el talento de minimizar todo lo que mi mamá me hacía sentir. Cuando era adolescente y me decía 'estás gorda, para qué vas a ir a esa fiesta, vas a hacer el ridículo', yo decía 'es una broma'. Cuando estudié secretariado y la palabra 'mediocre' comenzó a ser mi apodo en la casa, yo la justificaba. Tenía un doctorado y para ella era difícil aceptar que su hija no quisiera dedicarse a la vida académica".
Pero ese "maltrato" que no veía, cuenta Viviana, tuvo secuelas: "Mi psicóloga me habla de baja autoestima, de inseguridad y de una tendencia a no defender mis puntos de vista. Lo que yo veo es una madre que simplemente nunca estuvo satisfecha conmigo, que se decepcionaba una y otra vez con mis decisiones. Y que por el bien de mi hija y mi familia deje de ver", confiesa.
Viviana retomará las relaciones con su madre, recomendó su terapeuta, cuando sea capaz de enfrentarla. Es el primer paso para superar los efectos de lo que los expertos llaman "padres tóxicos", que en definitiva -explica a "El Mercurio" Richard A. Friedman, psiquiatra de la Universidad de Cornell (EE.UU.)- describe a progenitores que son destructivos para sus hijos. "Estamos hablando de un abuso principalmente emocional".
Pasos para el reencuentro.
El experto escribió esta semana una columna para el diario The New York Times llamada "Cuándo los padres son demasiado tóxicos para tolerarlos" y ahí describe a pacientes adultos cuyos padres "son implacablemente perjudiciales para su bienestar emocional".
Friedman, cuenta, que es un tema poco estudiado y escasamente abordado por los terapeutas en general, lo que refleja la idea errónea de que los adultos, a diferencia de los niños y los ancianos, no son vulnerables al abuso emocional.
¿Pero quiénes son estos padres nocivos? La psicóloga estadounidense Susan Forward los describe en su libro "Padres Tóxicos" como aquellos que, por diferentes razones, causan sufrimiento a sus hijos a través de la manipulación, el maltrato, las demandas, desde la infancia hasta la adultez. Estos adultos, escribe la experta, crecen en un entorno inseguro en términos emocionales y eso afecta sus futuras relaciones afectivas.
Según Alex Droppelmann, psicoanalista y académico de la Universidad Central, existen perfiles de padres tóxicos que aparecen en los relatos de los pacientes en consulta: los autoritarios y descalificadores, por ejemplo. Patrón de vínculo que daña la autoestima de sus hijos, los que suelen repetir con otras figuras de autoridad (profesores, jefes) la misma forma de relacionarse, es decir, desde la sumisión. Son en extremo complacientes incluso obviando sus propias necesidades.
Una figura que también surge con frecuencia, agrega el psicólogo, son madres o padres demandantes, abusivos y exigentes. Que en la adultez continúan presionando a sus hijos (a través de la culpa), para que se comporten de cierta manera, tomen determinadas decisiones y continúen respondiendo a sus requerimientos. "Estas personas tienen conflictos con sus parejas debido a la intromisión periódica de estas madres en sus vidas", explica Droppelmann.
Mamás competitivas e hijas adolescentes es un clásico de los padres tóxicos. En lugar de acompañar el desarrollo puberal de sus hijas compiten con ellas. Se visten y actúan como adolescentes, se hacen "compinches" de sus amigos y suelen generar en sus hijos un sentimiento de inferioridad que los acompaña hasta la adultez. "Es frecuente ver, describe el académico, que estas hijas tienen problemas de peso versus sus madres esbeltas y tonificadas; son tímidas e introvertidas, sus mamás sociables y buenas anfitrionas".
Cómo son.
En su libro "Padres Tóxicos", la psicóloga estadounidense Susan Forward los describe como aquellos progenitores que, por diferentes razones, causan sufrimiento a sus hijos a través de la manipulación, el maltrato, las demandas y sobreexigencias desde la infancia hasta la adultez.
¡Partir desde cero!
1.- Primero, enfrentar a los padres desde la perspectiva de dos adultos conversando.
2.- Explicar a los progenitores con la mayor claridad posible lo que piensas, lo que está mal en la relación, lo que la daña, lo que actualmente los hace sufrir.
3.- Pregúntele si cree que hay algo que usted pueda hacer para contribuir al problema que tienen ambos en esta relación.
4.- Pregúntele si existe una razón para el maltrato, para las descalificaciones, para la falta de cariño, si es el caso.
5.- Si ellos responden que la culpa es suya y no reconocen que hay un problema, es una señal poderosa de que ellos no quieren contribuir a tener una relación saludable.
6.- Si eso no es suficiente para cambiar el trato, mi consejo es limitar el contacto. Si el padre se queja, retomar la conversación desde el punto en que le pides que cambie. Si nuevamente no lo hace, quizás deberías considerar la opción de abandonar por un tiempo ese lazo sentimental dañino.
sábado, 24 de octubre de 2009
Parentalidad tóxica.
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