EM., VCyT, 20-09-09.
Según la prestigiosa revista inglesa, el país, con 800 mil casos, lidera tasas de depresión. Publicación valora inclusión de ésta en el AUGE, aunque no se refiere a la calidad en la atención.
Pero el tratamiento de este tipo de enfermedades como política pública, dentro del plan AUGE, fue elogiado por la publicación, que lo califica como "una revolución silenciosa".
Por René Olivares.
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Cerca de 800 mil chilenos sufren algún tipo de depresión, y se estima que en algún momento de sus vidas, un millón 600 mil compatriotas afrontarán un diagnóstico similar, de acuerdo a datos oficiales.
Sin embargo, el país tiene un sistema que asombra a nivel internacional, ya que Chile es prácticamente el único país en el mundo que integra como política pública el tratamiento de enfermedades de salud mental. Esto queda en evidencia con una reciente publicación de la prestigiosa revista británica The Lancet, del 22 de agosto de 2009, donde se realiza una revisión del sistema de salud chileno, que pese a la buena evaluación advierte sobre la carencia de sistemas de prevención en esta materia.
En el texto escrito por tres psiquiatras chilenos (Ricardo Araya, Rubén Alvarado y Alberto Minoletti) se afirma que introducir cambios en el tratamiento de la salud mental puede llevar un largo tiempo, pero que el mejoramiento de ésta en la población chilena ha ido evolucionando por más de una década en Chile, logrando algo que califican como una "revolución silenciosa" en la materia, aunque advierten que una larga cadena de eventos prepararon el terreno para dicha transformación.
De los 800 mil chilenos que padecen depresión, un tercio se atiende en el sistema público gracias al plan AUGE. Su inclusión fue propiciada desde mediados de la década de 1990, cuando la OMS advirtió que Chile, y en particular Santiago, estaba entre los lugares con más altos índices de trastornos depresivos, por lo que los enfermos debían desembolsar cerca de $100 mil al mes. Luego, tres estudios distintos realizados por investigadores chilenos coincidían en una conclusión: la mitad de las personas que consultaban por distintas dolencias en consultorios padecían de algún trastorno de salud mental. Todo esto impulsó el sistema que desde entonces ha visto crecer el número de psiquiatras en la atención primaria, al punto que el 90% de los consultorios cuenta con esos profesionales.
La preocupación de la autoridad no se condice con el presupuesto del área, que obtiene el 2% del presupuesto total de salud, de más de 3 billones de pesos, muy por debajo de países como Uruguay y Francia (8%) y Estados Unidos (6%).
Si bien la revisión hecha por la publicación británica no se pronuncia respecto de la calidad del sistema -que aparece como un punto débil hasta ahora-, las proyecciones hablan de la magnitud del problema, donde la depresión explicaría un tercio de los días laborales perdidos y generaría el 40% de las licencias de nuestro sistema de salud.
En este punto, los especialistas recuerdan que los problemas mentales son males que no pueden curarse solamente con recursos o con un puñado de fármacos.
Desde 2006 la depresión en mayores de 15 años está garantizada por el AUGE.
La depresión es la cuarta atención más requeridas del AUGE.
2,1% del gasto total en salud es utilizado para atacar enfermedades mentales.
Según la prestigiosa revista inglesa, el país, con 800 mil casos, lidera tasas de depresión. Publicación valora inclusión de ésta en el AUGE, aunque no se refiere a la calidad en la atención.
Pero el tratamiento de este tipo de enfermedades como política pública, dentro del plan AUGE, fue elogiado por la publicación, que lo califica como "una revolución silenciosa".
Por René Olivares.
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Cerca de 800 mil chilenos sufren algún tipo de depresión, y se estima que en algún momento de sus vidas, un millón 600 mil compatriotas afrontarán un diagnóstico similar, de acuerdo a datos oficiales.
Sin embargo, el país tiene un sistema que asombra a nivel internacional, ya que Chile es prácticamente el único país en el mundo que integra como política pública el tratamiento de enfermedades de salud mental. Esto queda en evidencia con una reciente publicación de la prestigiosa revista británica The Lancet, del 22 de agosto de 2009, donde se realiza una revisión del sistema de salud chileno, que pese a la buena evaluación advierte sobre la carencia de sistemas de prevención en esta materia.
En el texto escrito por tres psiquiatras chilenos (Ricardo Araya, Rubén Alvarado y Alberto Minoletti) se afirma que introducir cambios en el tratamiento de la salud mental puede llevar un largo tiempo, pero que el mejoramiento de ésta en la población chilena ha ido evolucionando por más de una década en Chile, logrando algo que califican como una "revolución silenciosa" en la materia, aunque advierten que una larga cadena de eventos prepararon el terreno para dicha transformación.
De los 800 mil chilenos que padecen depresión, un tercio se atiende en el sistema público gracias al plan AUGE. Su inclusión fue propiciada desde mediados de la década de 1990, cuando la OMS advirtió que Chile, y en particular Santiago, estaba entre los lugares con más altos índices de trastornos depresivos, por lo que los enfermos debían desembolsar cerca de $100 mil al mes. Luego, tres estudios distintos realizados por investigadores chilenos coincidían en una conclusión: la mitad de las personas que consultaban por distintas dolencias en consultorios padecían de algún trastorno de salud mental. Todo esto impulsó el sistema que desde entonces ha visto crecer el número de psiquiatras en la atención primaria, al punto que el 90% de los consultorios cuenta con esos profesionales.
La preocupación de la autoridad no se condice con el presupuesto del área, que obtiene el 2% del presupuesto total de salud, de más de 3 billones de pesos, muy por debajo de países como Uruguay y Francia (8%) y Estados Unidos (6%).
Si bien la revisión hecha por la publicación británica no se pronuncia respecto de la calidad del sistema -que aparece como un punto débil hasta ahora-, las proyecciones hablan de la magnitud del problema, donde la depresión explicaría un tercio de los días laborales perdidos y generaría el 40% de las licencias de nuestro sistema de salud.
En este punto, los especialistas recuerdan que los problemas mentales son males que no pueden curarse solamente con recursos o con un puñado de fármacos.
Desde 2006 la depresión en mayores de 15 años está garantizada por el AUGE.
La depresión es la cuarta atención más requeridas del AUGE.
2,1% del gasto total en salud es utilizado para atacar enfermedades mentales.
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