EM., VyS, 05-09-08.
La preocupación excesiva por la salud es ahora alimentada por el cúmulo de material médico que existe en la web.
Hay pacientes que antes de consultar al especialista, buscan información en internet sobre enfermedades, medicamentos y el currículum del propio médico tratante
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Wikipedia, un azaroso googleo médico y algún comentario oído a la rápida en la serial de televisión "Dr. House" podrían confabular para construir un improvisado diagnóstico de aficionado. Hoy estamos frente a un enfermo imaginario que utiliza las tecnologías de la información para dar sustento a sus exageradas preocupaciones: un ciberhipocondríaco.
La hipocondría tradicional es descrita como "una excesiva preocupación por la salud que hace que la persona esté sistemáticamente autoexaminando su sintomatología creyendo que tiene una u otra enfermedad y pensando en esto en forma sucesiva", explica Rafael Sepúlveda, psiquiatra de la Clínica Indisa.
Eventualmente, agrega, este cuadro puede ser una manifestación de otros más complejos, como los de tipo obsesivo o psicótico. Una persona en estas condiciones va a encontrar en internet "un nutriente muy efectivo para fertilizar esta idea".
Raúl Carvajal, psicólogo de la Clínica Santa María, complementa el perfil, agregando que "es muy parecido al 'anterior' hipocondríaco, pero más peligroso, porque este paciente está más informado, tiene muchos más elementos de los cuales poder tomarse y hacer una sintomatología".
Y al comparar a ambos, opina que "el antiguo era un tipo más creativo".
La diferencia entre ese personaje y un paciente informado, que sabe filtrar cuando investiga, estima Carvajal, es que "el ciberhipocondríaco no se va a quedar conforme con una explicación tranquilizadora, va a seguir buscando, hasta que logre tener un contenido que justifique su hipocondría".
En la práctica médica, explica el doctor Carvajal -especialista en cáncer-, suelen llegar pacientes abrumados por la información con que se encuentran. "Una persona en tratamiento oncológico llegó un día a la consulta llorando amargamente y me mostró la página donde decía que se iba a morir. Cuando chequeamos, vimos que eran contenidos de quince años atrás, tremendamente descontextualizados".
Quién es el doctor.
Otro caso típico, en la experiencia del psiquiatra Rafael Sepúlveda, es que los usuarios busquen en línea datos sobre medicamentos recetados y se asustan "porque la información sobre los efectos secundarios es muy abarcativa. Y los pacientes no discriminan".
Y no sólo se están investigando síntomas y medicamentos. Según explica el doctor Sepúlveda, "hay un número creciente de personas que se informan quién será su interlocutor médico y usan internet para esta tarea. Muchos pacientes me dicen que vieron en internet mis antecedentes".
La preocupación excesiva por la salud es ahora alimentada por el cúmulo de material médico que existe en la web.
Hay pacientes que antes de consultar al especialista, buscan información en internet sobre enfermedades, medicamentos y el currículum del propio médico tratante
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Wikipedia, un azaroso googleo médico y algún comentario oído a la rápida en la serial de televisión "Dr. House" podrían confabular para construir un improvisado diagnóstico de aficionado. Hoy estamos frente a un enfermo imaginario que utiliza las tecnologías de la información para dar sustento a sus exageradas preocupaciones: un ciberhipocondríaco.
La hipocondría tradicional es descrita como "una excesiva preocupación por la salud que hace que la persona esté sistemáticamente autoexaminando su sintomatología creyendo que tiene una u otra enfermedad y pensando en esto en forma sucesiva", explica Rafael Sepúlveda, psiquiatra de la Clínica Indisa.
Eventualmente, agrega, este cuadro puede ser una manifestación de otros más complejos, como los de tipo obsesivo o psicótico. Una persona en estas condiciones va a encontrar en internet "un nutriente muy efectivo para fertilizar esta idea".
Raúl Carvajal, psicólogo de la Clínica Santa María, complementa el perfil, agregando que "es muy parecido al 'anterior' hipocondríaco, pero más peligroso, porque este paciente está más informado, tiene muchos más elementos de los cuales poder tomarse y hacer una sintomatología".
Y al comparar a ambos, opina que "el antiguo era un tipo más creativo".
La diferencia entre ese personaje y un paciente informado, que sabe filtrar cuando investiga, estima Carvajal, es que "el ciberhipocondríaco no se va a quedar conforme con una explicación tranquilizadora, va a seguir buscando, hasta que logre tener un contenido que justifique su hipocondría".
En la práctica médica, explica el doctor Carvajal -especialista en cáncer-, suelen llegar pacientes abrumados por la información con que se encuentran. "Una persona en tratamiento oncológico llegó un día a la consulta llorando amargamente y me mostró la página donde decía que se iba a morir. Cuando chequeamos, vimos que eran contenidos de quince años atrás, tremendamente descontextualizados".
Quién es el doctor.
Otro caso típico, en la experiencia del psiquiatra Rafael Sepúlveda, es que los usuarios busquen en línea datos sobre medicamentos recetados y se asustan "porque la información sobre los efectos secundarios es muy abarcativa. Y los pacientes no discriminan".
Y no sólo se están investigando síntomas y medicamentos. Según explica el doctor Sepúlveda, "hay un número creciente de personas que se informan quién será su interlocutor médico y usan internet para esta tarea. Muchos pacientes me dicen que vieron en internet mis antecedentes".
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