Por Eugenia Weinstein.
RES, 11-10-08.
RES, 11-10-08.
La adicción a internet es un trastorno psicológico nuevo, caracterizado por una relación compulsiva y dependiente con la red, pérdida de control en el uso del computador, privación de sueño, disminución o aumento exagerado del apetito frente a la pantalla, menor actividad física, descuido de las relaciones interpersonales e interferencia con las actividades sociales, laborales o académicas habituales. Sin embargo, miles de personas que pasan largas horas frente a un computador por razones de trabajo o estudio no son adictas. Lo que las diferencia es que tienden a usar internet para encontrar información y mantener relaciones preexistentes; mientras que los potencialmente dependientes le dedican, además, muchas horas a jugar, conocer gente o ser parte de un grupo virtual. Los adictos, en general, presentan algún tipo de vulnerabilidad afectiva, de modo que internet cubre en ellos un déficit en su personalidad. Así, una herramienta que le trae grandes beneficios a la mayoría, puede ser peligrosa para algunos.
Si usted se la pasa hasta altas horas de la madrugada frente al computador, presenta incapacidad para salirse de la pantalla, duerme cada día menos, llega tarde a sus citas en las mañanas, está medio aislado de su entorno, no presta debida atención a sus obligaciones sociales, manifiesta desinterés por toda actividad que no esté relacionada con la red, se comunica cada vez menos con su familia, o su pareja está a gritos reclamando abandono, ¡preocúpese! Quizás usted es una persona tímida e introvertida y la red le provee un contexto seguro y anónimo donde le es posible despojarse, por un rato, de su opresiva fobia social. O es posible que usted sólo se libere de sus inhibiciones sexuales cuando se contacta con otro en la limitada zona interpersonal del ciberespacio. O quizás a través del chat esté logrando paliar en algo su soledad al conocer, por lo menos virtualmente, a nueva gente. O es probable que en la red obtenga, transitoriamente, el apoyo social que necesita para calmar la ansiedad y la depresión que lo embarga. O quizás internet le permite crear personalidades ficticias, que modifican rasgos suyos que le disgustan. O es posible que mediante los juegos de internet usted encubra su inseguridad, ya sea porque a través de ellos se siente poderoso o porque saca a la luz rasgos ocultos o reprimidos de su carácter.
En todo caso, debe evaluar si muestra inquietud o malhumor cuando se ve impedido de acceder a internet, o si siente que el tiempo se detiene o se le vuela frente a la pantalla, o si ya ha perdido o puesto en peligro alguna relación significativa, trabajo o estudio debido a la red, o si su familia piensa que tiene un problema con internet, o si ya comenzó a mentirles acerca del número de horas que permanece conectado, o si usa internet como un medio de evadirse de los problemas o aliviar un estado de ánimo. Porque todos éstos son síntomas serios que demuestran que usted está perdiendo libertad. El mundo virtual puede estarse convirtiendo en un sustituto de la vida real. Por evadirse de lo que le cuesta, le duele o lo desafía, quizás esté desarrollando, sin darse cuenta, una dependencia enfermiza con el computador. Usted no soluciona sus problemas encerrándose en su individualismo y prescindiendo de los otros; sólo los tapa, posterga y agrava.
Pero ¡ojo! Si la situación ha llegado al punto de que cuando se levanta a las 4 de la madrugada para ir al baño, de regreso a la cama enciende el computador para ver si le ha llegado un correo, lamento comunicarle que la situación es aún peor. Puede que sea tarde y probablemente usted ya es adicto a la red. Por eso, no pierda más tiempo y hágase ver. De paso, le mando mi más sentido pésame a su familia. Debe ser bien difícil convivir con usted.
Si usted se la pasa hasta altas horas de la madrugada frente al computador, presenta incapacidad para salirse de la pantalla, duerme cada día menos, llega tarde a sus citas en las mañanas, está medio aislado de su entorno, no presta debida atención a sus obligaciones sociales, manifiesta desinterés por toda actividad que no esté relacionada con la red, se comunica cada vez menos con su familia, o su pareja está a gritos reclamando abandono, ¡preocúpese! Quizás usted es una persona tímida e introvertida y la red le provee un contexto seguro y anónimo donde le es posible despojarse, por un rato, de su opresiva fobia social. O es posible que usted sólo se libere de sus inhibiciones sexuales cuando se contacta con otro en la limitada zona interpersonal del ciberespacio. O quizás a través del chat esté logrando paliar en algo su soledad al conocer, por lo menos virtualmente, a nueva gente. O es probable que en la red obtenga, transitoriamente, el apoyo social que necesita para calmar la ansiedad y la depresión que lo embarga. O quizás internet le permite crear personalidades ficticias, que modifican rasgos suyos que le disgustan. O es posible que mediante los juegos de internet usted encubra su inseguridad, ya sea porque a través de ellos se siente poderoso o porque saca a la luz rasgos ocultos o reprimidos de su carácter.
En todo caso, debe evaluar si muestra inquietud o malhumor cuando se ve impedido de acceder a internet, o si siente que el tiempo se detiene o se le vuela frente a la pantalla, o si ya ha perdido o puesto en peligro alguna relación significativa, trabajo o estudio debido a la red, o si su familia piensa que tiene un problema con internet, o si ya comenzó a mentirles acerca del número de horas que permanece conectado, o si usa internet como un medio de evadirse de los problemas o aliviar un estado de ánimo. Porque todos éstos son síntomas serios que demuestran que usted está perdiendo libertad. El mundo virtual puede estarse convirtiendo en un sustituto de la vida real. Por evadirse de lo que le cuesta, le duele o lo desafía, quizás esté desarrollando, sin darse cuenta, una dependencia enfermiza con el computador. Usted no soluciona sus problemas encerrándose en su individualismo y prescindiendo de los otros; sólo los tapa, posterga y agrava.
Pero ¡ojo! Si la situación ha llegado al punto de que cuando se levanta a las 4 de la madrugada para ir al baño, de regreso a la cama enciende el computador para ver si le ha llegado un correo, lamento comunicarle que la situación es aún peor. Puede que sea tarde y probablemente usted ya es adicto a la red. Por eso, no pierda más tiempo y hágase ver. De paso, le mando mi más sentido pésame a su familia. Debe ser bien difícil convivir con usted.
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