VyS., 05.11.08.
La primera área afectada, incluso en personas sanas, es la que está a cargo de ordenar a los músculos que se muevan.
Es posible culpar a las articulaciones cuando, por el envejecimiento, no es posible mantener la actividad de antaño. Pero esa disminución también tiene que ver con el cerebro: a los 40 años el área a cargo de la movilidad puede empezar a reducirse.
La velocidad con que podemos tirar una pelota o correr depende de la rapidez con que las células envíen la orden a los músculos. Y la velocidad depende de que las conexiones cerebrales tengan su revestimiento en buen estado.
Una nueva investigación sugiere que a una edad mediana, incluso las personas sanas comienzan a perder parte de ese revestimiento en el área del cerebro que controla el movimiento, lo que disminuye la velocidad ligeramente.
Eso contribuye a explicar por qué "es difícil ser un atleta de nivel mundial después de los 40 años", advierte George Bartzokis, neurólogo de la Universidad de California, en Los Angeles, a cargo del estudio.
Para Bartzokis, el cerebro es como internet. Los movimientos veloces dependen de la longitud de banda, que en el cerebro es la mielina, una especie de vaina grasosa de las fibras nerviosas.
Una mielina saludable -aislante sólido y grueso que reviste tales fibras- permite la rápida conducción de las señales con las que el cerebro envía sus órdenes. Las descargas eléctricas de alta frecuencia aceleran los movimientos.
El investigador se propuso determinar cuándo el cerebro ya no es capaz de reparar la mielina deteriorada, para lo que reclutó a 72 varones, de 23 a 80 años, para someterlos a una sencilla prueba: ver con qué velocidad podían golpetear con el dedo índice.
Tras registrar los intentos más veloces, con un escaner, se les detectó la mielina deteriorada en la región asociada a ese movimiento.
La velocidad de golpeteo y la salud de la mielina alcanzaban su mayor nivel a los 39 años. A partir de allí ambos declinaban gradualmente con la edad.
La primera área afectada, incluso en personas sanas, es la que está a cargo de ordenar a los músculos que se muevan.
Es posible culpar a las articulaciones cuando, por el envejecimiento, no es posible mantener la actividad de antaño. Pero esa disminución también tiene que ver con el cerebro: a los 40 años el área a cargo de la movilidad puede empezar a reducirse.
La velocidad con que podemos tirar una pelota o correr depende de la rapidez con que las células envíen la orden a los músculos. Y la velocidad depende de que las conexiones cerebrales tengan su revestimiento en buen estado.
Una nueva investigación sugiere que a una edad mediana, incluso las personas sanas comienzan a perder parte de ese revestimiento en el área del cerebro que controla el movimiento, lo que disminuye la velocidad ligeramente.
Eso contribuye a explicar por qué "es difícil ser un atleta de nivel mundial después de los 40 años", advierte George Bartzokis, neurólogo de la Universidad de California, en Los Angeles, a cargo del estudio.
Para Bartzokis, el cerebro es como internet. Los movimientos veloces dependen de la longitud de banda, que en el cerebro es la mielina, una especie de vaina grasosa de las fibras nerviosas.
Una mielina saludable -aislante sólido y grueso que reviste tales fibras- permite la rápida conducción de las señales con las que el cerebro envía sus órdenes. Las descargas eléctricas de alta frecuencia aceleran los movimientos.
El investigador se propuso determinar cuándo el cerebro ya no es capaz de reparar la mielina deteriorada, para lo que reclutó a 72 varones, de 23 a 80 años, para someterlos a una sencilla prueba: ver con qué velocidad podían golpetear con el dedo índice.
Tras registrar los intentos más veloces, con un escaner, se les detectó la mielina deteriorada en la región asociada a ese movimiento.
La velocidad de golpeteo y la salud de la mielina alcanzaban su mayor nivel a los 39 años. A partir de allí ambos declinaban gradualmente con la edad.
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