martes, 8 de diciembre de 2009

Medicina psicosomática en hospitales: tratar los trastornos psíquicos alivia los síntomas físicos.


EM., VCyT, 08-12-09.

Psiquiatras que atienden a pacientes de unidades de cardiología, trasplante u otras especialidades pueden acelerar su recuperación y reducir su mortalidad.

Dolor, trastornos del apetito y de la libido, taquicardia, sudoración, temblores y limitación en la movilidad corporal son algunos síntomas físicos de trastornos depresivos, ansiosos o somatomorfos (síntomas físicos sin causa orgánica).

Paula Leighton N.


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Recibir el diagnóstico de un cáncer, estar a la espera de un trasplante o tener que hacer cambios radicales en el estilo de vida por un diagnóstico de insuficiencia cardiaca son pruebas difíciles que cada día deben enfrentar miles de pacientes.

Y si bien la medicina tiene tratamientos y protocolos claros para casos como éstos, desatender la angustia, la ansiedad o los cuadros depresivos que muchos de ellos sufren puede tener un alto costo emocional. Y también físico.

"Los problemas psicológicos pueden interferir en el curso de la enfermedad y en el pronóstico del paciente. Por ejemplo, puede costarles más seguir el tratamiento o resistirse a recibirlo, exagerar sus síntomas o negarlos y tener estadías más largas en el hospital", enumera el doctor Matías González, jefe de la Unidad de Psiquiatría de Enlace y Medicina Psicosomática del Hospital Clínico de la Universidad Católica.

El impacto sobre su enfermedad es directo, destaca el psiquiatra Wolfgang Eich, de la Clínica de Medicina Psicosomática y Psicoterapéutica de la U. de Heidelberg. "En pacientes con diabetes mellitus que además sufren depresión, aumenta en 25% la incidencia de complicaciones como nefropatías, retinopatía y neuropatías, mientras que 18 meses después de un infarto al miocardio, los pacientes depresivos tienen una tasa de mortalidad 6,6 veces más alta que los pacientes sin depresión".

La importancia de prestar atención a estos pacientes fue abordada en el simposio "Medicina Psicosomática en el Hospital General", organizado por el Heidelberg Center para América Latina y el Departamento de Psiquiatría de la U. Católica.

Vulnerables.

Se estima que entre los pacientes hospitalizados por cualquier causa, 25 a 30% tienen además un trastorno psiquiátrico.

"Es una tasa más alta que la de la población general, porque la experiencia de hospitalización para una persona es compleja, la vuelve más vulnerable", explica el doctor Matías González.

Por eso, desde el año 2000 el Hospital Clínico de la UC cuenta con un programa pionero donde un equipo de psiquiatras atiende a pacientes hospitalizados en unidades tan diversas como cardiología, oncología, geriatría o trasplante.
"Intervenimos para darles apoyo a ellos y a sus familias. Abordamos desde trastornos psiquiátricos específicos y síntomas como depresión, ansiedad o insomnio, hasta situaciones en que las emociones se expresan como sufrimiento", explica el psiquiatra.

Y es que la medicina psicosomática parte de la base de que un síntoma es causado por la interacción de múltiples factores, que van desde lo biológico hasta la postura del paciente ante la vida, sus experiencias, su relación de pareja o la red social en que se apoya.

Alemania tiene una larga experiencia aplicando la medicina psicosomática en los hospitales.

Los pacientes con trastornos psíquicos llegan derivados por su médico tratante o los detectan a través de un cuestionario autoaplicado que se responde en la sala de espera, y que toma sólo 5 a 10 minutos.

"Intervenimos por etapas", explica el doctor Eich. "En la mitad de los casos basta una conversación del médico de familia con el paciente, donde éste habla de sus circunstancias de vida, sus expectativas, su familia. Otro grupo requerirá, además, sesiones de relajación y establecer en conjunto qué necesita cambiar o cómo manejar ciertas situaciones. Un grupo más pequeño requerirá que se le prescriba una psicoterapia".

Los beneficios van mucho más allá del bienestar emocional. "La experiencia muestra que este tipo de intervenciones evita exámenes innecesarios, reduce las readmisiones y los días de estadía en el hospital, mejora la funcionalidad del paciente y reduce los problemas de comunicación entre médico-paciente y familiares", concluye el doctor González.

"Tratamos de que el paciente se dé cuenta de lo que debe cambiar. Si puede hacer la conexión ente lo psicológico y lo somático, puede curarse".

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