EM, Día a Día, 08.04.08.
He aquí un tema que tiene dos aspectos. Por una parte, parece ser lugar común hablar en forma estereotipada del carácter recio de los nórdicos y de la vida desmañada de holganza que impera en los climas cálidos.
Nadie se sustrae a afirmar que hay virtud en las recias gentes que acunan los climas septentrionales y cierta tendencia al vicio en los meridionales. Pero de inmediato -igual como se hace con los horóscopos, que todo el mundo lee diciendo que nada cree de ellos-, con esto del carácter y el clima pasa algo semejante.
La variación dentro de la especie humana es tal, que todas las formas de hombre y mujer, psicológicamente hablando, se encontrarán en todos los climas. Pero es evidente que hay mayores frecuencias de ciertos tipos en algunos lugares que no coinciden necesariamente con los países. Como la conducta humana siempre es fruto de naturaleza y cultura, y jamás sólo simple consecuencia o resultado de causa única, los estereotipos captan algo de la experiencia corriente. Pero no necesariamente sirven para pensar en la concordia de los pueblos.
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