Hace 41
años, un grupo de paleontólogos descubrió en Hadar, al noreste de Etiopía, el
conjunto de restos fósiles de un australopiteco que vivió hace 3,2 millones de
años. Era una hembra de 1,1 metros de altura y se trató del primer hallazgo de
un humanoide en buen estado que logra explicar la relación entre los primates y
los humanos.
Los trabajos de rescate recuperaron el 40% del
esqueleto y tras varios estudios se confirmó que esta Australopithecus afarensis ya caminaba en dos extremidades inferiores. Tiene los pies arqueados como los
humanos actuales, lo que indica que era bípedo y que su especie había dejado de
trepar árboles como los primates. El hallazgo la ubica como un ancestro de los Homo sapiens y también como una conexión evolutiva
con los primates.
Era el 24 de noviembre de 1974 cuando se hizo el
descubrimiento y en la radio sonaba Lucy in the sky with diamonds, el
éxito de los Beatles, así que al paleontólogo Donald Johanson le pareció buena
idea darle un nombre al grupo de huesos que, según indicaban las primeras
investigaciones, pertenecían a una sola persona. La nombró Lucy y con el
apelativo siguió la fama. Tras este descubrimiento se han encontrado más de 250
fósiles de al menos 17 individuos en la misma región.
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