En www.kienyke.com,
01-09-13.
La adicción al celular, conocida como nomofobia, se
encuentra al mismo nivel que la dependencia sin control al sexo, al juego o a
comprar. El problema no es la actividad en sí misma, pues esta puede ser
positiva. Las consecuencias vienen cuando hay una relación excesiva y
descontrolada con el aparato. Puede sufrirse de trastornos como depresión y
ansiedad.
En España, tres de cada cuatro personas que
solicitan tratamiento por la adicción al celular tienen menos de treinta años.
Así mismo, el 52 por ciento de los jóvenes reconoce que usan el teléfono de
manera excesiva y el 6 por ciento tiene una relación tan intensa con el aparato
que puede considerarse una patología.
KienyKe.com consultó a dos expertos para entender más el tema. Javier Garcés
Prieto, profesor e investigador del comportamiento de los consumidores, explica
detalles de esta nueva adicción; mientras que Diego Castrillón, PHD y psicólogo
clínico, considera que no hay obsesión, solo la necesidad natural de
comunicarse con otros.
Es una adicción sin droga.
Nomofobia ser deriva de no-móvil-fobía. El español
Javier Garcés Prieto explica que la expresión nomofobia es, desde el punto de
vista de la ciencia psicológica, desafortunada, porque no se trata de una fobia
pues no hay una reacción negativa.
Las personas adictas sienten ansiedad cuando en
reuniones o en el cine no pueden tener el teléfono encendido o usarlo de
inmediato. “Esta ansiedad no les desaparece hasta que no pueden volver a
encenderlo y consultarlo. Comienzan a utilizar el celular compulsivamente,
incluso en situaciones sociales en que no es adecuado el hacerlo”, precisa.
Agrega que hay que tener en cuenta que estas
personas realmente no tienen una necesidad objetiva de usar el celular. “No
esperan ni tienen que hacer ningún tipo de llamada. Tampoco recibir un mensaje
importante. Pero tienen la sensación subjetiva que ‘necesitan’ tenerlo siempre
a su lado y estar constantemente atentos a cualquier mensaje o llamada”.
El tratamiento de la adicción al celular es
individual y depende de la intensidad de la adicción. En esencia, se utiliza
una técnica cognitiva-conductual. En un primer momento se establece como
obligatorio tener largos periodos libres de teléfono y se enseña a vencer la
ansiedad que provoca. En un segunda etapa, se reaprende a utilizar el celular
de una forma adecuada y responsable.
No es adicción, es la
necesidad de comunicarse.
Diego Castrillón, PHD psicólogo clínico, considera
que no existe la adicción al celular. Argumenta que la costumbre de estar en
contacto con el teléfono es una respuesta humana a la falta de comunicación o a
una comunicación deficiente. Además, hace énfasis en que los humanos somos
seres sociales.
El celular se convirtió en una especie de mundo
paralelo en que la gente puede comunicarse y desplazarse en el tiempo y el
espacio. No es que la persona quiera tener contacto con el celular. La mayoría
la usa para comunicarse con otros seres humanos. Por eso, son exitosas
aplicaciones como Tango, Whatsapp, Line y Facetime.
“Encontramos un canal inmediato. Una manera de
conectarnos de manera permanente y una forma de encontrar a alguien siempre
disponible sin necesidad de verlo. Pero no sabemos tener un equilibrio entre
los dos mundos (el real y el virtual). El problema no es el celular sino el
manejo”, asegura.
Sobre la ansiedad y el placer que genera el uso del
celular dice: “Las personas que necesitan mantenerse comunicados con otros
están en los dos polos. Por un lado, interactúan por placer, gusto o necesidad.
Pero al mismo tiempo, si el otro no contesta o no responde rápido piensa: tiene
apagado el celular o está conversando con otro. La demora genera ansiedad”.
“La mayoría de la gente que mantiene conversando con
su celular aunque tenga otros seres humanos cerca es porque no sabe priorizar
que debe y que no debe hacer en la comunicación.”
Finalmente, Castrillón asegura que los seres humanos
van adaptándose y encontrando alternativas. Habrá nuevas normas de conducta y
comportamientos relacionados con el celular. “Logramos integrar cosas nuevas a
nuestra forma de vivir así como cuando apareció la luz eléctrica”.
Test nomofóbico.
1.- Usted revisa su celular:
a) Tan pronto se despierta (8 puntos)
b) Durante el desayuno (6 puntos)
c) Camino al trabajo (4 puntos)
d) Cuando recibe un mensaje (2 puntos)
2.- ¿Con qué frecuencia lo revisa?
a) Cada 5 minutos (8 puntos)
b) Cada 30 minutos (6 puntos)
c) Cada hora (4 puntos)
d) Un par de veces al día (2 puntos)
3.- ¿Dónde deja su celular cuando duerme?
a) Bajo la almohada (8 puntos)
b) Al lado de la cama (6 puntos)
c) Al otro lado de la habitación (4 puntos)
d) En otro lugar (2 puntos)
4.- ¿Lleva el celular con usted cuando va al baño?
a) Regularmente (8 puntos)
b) A veces (6 puntos)
c) Lo ha pensado (4puntos)
d) Nunca (2 puntos)
5.- ¿Para qué lo usa normalmente?
a) Redes sociales (8 puntos)
b) Emails (6 puntos)
c) Música y juegos (4 puntos)
d) Mensajes y llamadas (2 puntos)
Resultados:
10-15 puntos à Su relación con el celular
es sana.
16-28 puntos à Ojo!
29-40
puntos à Usted tiene nomofobia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario