miércoles, 27 de enero de 2010

Helen Fischer: “Según nuestros estudios, la química es la que realmente determina la atracción entre los seres humanos”.


Revista Paula, 27-11-09.
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Descubrimiento número 1: el enamoramiento no es una emoción, sino un impulso, como comer o beber. Descubrimiento número 2: uno puede estar enamorado de varias personas a la vez. Descubrimiento número 3: para olvidar un amor hay que someterse al mismo tratamiento al que se sometería un adicto. Después de tres décadas de estudios, Helen Fisher, una antropóloga estadounidense obsesionada con en el cerebro, comparte sus revolucionarios hallazgos.

Por Sofía Aldea.


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En 1991, tras estudiar a parejas divorciadas de todo el mundo, la antropóloga Helen Fisher aseguró que, en promedio, el enamoramiento sólo duraba cuatro años. Por sus dichos –que recorrieron el mundo– algunos la consideraron una pesimista. Otros creyeron que su teoría era liberadora: no seguir sintiendo el nerviosismo y la energía amorosa de los primeros años era normal. Pero, en los siguientes 18 años de investigaciones, las pruebas científicas recabadas por la misma Helen contradicen lo que creyó en un principio. El amor romántico sí puede durar toda la vida.

Hace más de 30 años que Fisher –cabeza del centro de estudios del Departamento de Antropología de la Universidad de Rutgers, en Nueva York– se dedica a la ciencia del amor. Y, desde 1998, realiza una investigación en la que más de 55 voluntarios han accedido a ingresar a un escáner que monitorea el cerebro para descifrar el mapa neurológico de este sentimiento. Luego de estudiar a grupos de personas locamente enamoradas, despechadas y algunas que aseguran seguir sintiendo el enamoramiento del inicio tras un largo matrimonio, los resultados demostraron que el amor se divide en tres tipos distintos que se originan en tres sistemas cerebrales básicos.

Uno es el impulso sexual, que surge en el hipotálamo –estructura cerebral que también controla el hambre y la sed– y despierta el deseo de experimentar con diferentes personas.

Otro es el amor romántico, que nace en el cerebro reptil –zona del tallo cerebral responsable de los instintos básicos de supervivencia– y que se produce al liberarse dopamina, el mismo químico presente en los adictos.

Y el último, es el apego, que activa el pálido ventral, una zona del cerebro relacionada con el sentido del gusto y el placer. El apego es una sensación de calma y cariño que se da con los años y permite mantener una relación el tiempo suficiente como para criar a un hijo.

El amor nace a partir de cualquiera de estos tres sistemas. “Algunas personas tienen sexo y luego se enamoran. Otras pueden enamorarse de alguien con quien nunca han tenido relaciones sexuales y con el que jamás tendrán sexo. Algunas pueden sentir un sentimiento de apego hacia un amigo y años después mirarlo con otros ojos. Todo depende de la persona”, asegura Helen a Paula desde Nueva York.

Dentro del escáner de la antropóloga, los voluntarios observan ciertas imágenes que ellos mismos han seleccionado previamente: una fotografía que despierta su impulso sexual, una de sus parejas les recuerda una situación romántica y otra que remite a un sentimiento de cariño y apego. Éstas se suman a otras dos necesarias para que Fisher descifre la manera en que los seres humanos aman: la de alguien que les sea atractivo físicamente a los voluntarios y la de una persona neutra que no les provoque nada. Mientras las imágenes aparecen una a una, la antropóloga monitorea cómo las sensaciones de quienes se encuentran en la máquina encienden o no las zonas del cerebro donde se ubican los tres sistemas.

Así, Fisher notó, entre otras cosas, que el sector que se activa con el amor romántico se encuentra lejos de la zona emotiva. Su descubrimiento marcó un antes y un después en el conocimiento científico. A diferencia de la creencia popular, el enamoramiento no es una emoción. Es un impulso fisiológico natural, similar al de comer o tomar agua, que existe por la necesidad de procrear. Los resultados de estos estudios fueron parte de su libro Why we love? (2004), que fue publicado en 16 idiomas y conmocionó a la comunidad científica.

- Que el amor no es una emoción, ¿es el descubrimiento más sorprendente que ha hecho?

Sí. Siempre pensé que era una emoción, o una serie de emociones que iban desde la más extrema felicidad hasta la más terrible angustia, pero –incluso cuando sí hay emociones involucradas– nos dimos cuenta de que la parte del cerebro que se activa está muy por debajo del centro de emoción cerebral. El lugar que se enciende está asociado con las motivaciones, la energía y la atención focalizada. Un buen ejemplo de esto es que cuando uno mira a alguien puede darse cuenta de si está enojado, triste o feliz, que son emociones, pero no de si tiene hambre o sed, de la misma manera que no hay forma de saber si está enamorado. El amor es básicamente un impulso que se ha desarrollado para favorecer el proceso de emparejamiento.

- ¿Por qué decidió estudiar el amor?

Porque es una de las sensaciones más poderosas que la mente humana puede experimentar. Es una respuesta cerebral básica que genera tremendas alegrías, pero también un gran dolor. En todas partes del mundo existen canciones, poemas, mitos, leyendas, magia y libros de amor, pero al mismo tiempo existe una gran cantidad de tragedias: suicidios, crímenes pasionales y depresiones por esta causa. El amor es una experiencia muy fuerte que todos los seres humanos sentimos y, para comprender mejor cómo somos, creí que sería bueno entenderlo.
¿Cuáles son los aspectos fundamentales que una pareja debe trabajar para mantener una buena relación a lo largo del tiempo?

Los tres sistemas cerebrales son muy, muy importantes. Toda pareja debe intentar hacer cosas románticas, tener una buena vida sexual y realizar actividades que aumenten el sentimiento de apego. Para mantener el amor romántico a largo plazo es importante que junta, la pareja haga cosas novedosas. La novedad y la aventura aumentan en el cerebro los niveles de dopamina, químico que está relacionado con el sentimiento de enamoramiento. Ésta es la razón principal por la que las parejas vuelven a encantarse luego de viajar a un lugar exótico, por ejemplo. Ocurre lo mismo durante el sexo. Cualquier tipo de estimulación de los genitales aumenta los niveles de dopamina. Para mantener vivo el apego, tomarse de las manos, hacerse masajes, besarse, e incluso el orgasmo, aumentan los niveles de oxitocina, una hormona que potencia este sentimiento.

- ¿Alguno de los tres sistemas cerebrales que provocan el amor tiene relación con la fidelidad?

No lo creo. La fidelidad es algo absolutamente distinto. De hecho, una persona puede estar profundamente apegada a alguien y serle infiel, o sentir amor romántico por alguien que no es su pareja. Estos tres sistemas cerebrales no siempre están conectados. Uno puede estar apegado a una pareja, sentirse enamorada de una tercera persona y tener impulsos sexuales hacia varias. Éste es uno de los principales problemas. Estos tres circuitos básicos pueden activarse hacia una misma persona o hacia varias diferentes al mismo tiempo.

- ¿Qué ventajas tiene traducir el amor a imágenes tangibles y procesos biológicos?

Aumenta la comprensión del sistema cerebral y ayuda a entender por qué la gente hace locuras por amor. Estos descubrimientos nos humanizan. La gente de Chile, Irak y Estados Unidos ama. Entender cómo funcionan los circuitos ayuda a saber por qué la gente tiene sueños y esperanzas. Todos pasamos por lo mismo y saber que el enamoramiento es algo de lo que uno se recupera puede ayudar a quienes se encuentran en un proceso de olvido.

- ¿Cuáles son las principales diferencias que ha encontrado entre hombres y mujeres a nivel cerebral?

En términos de impulsos sexuales, los hombres tienden a pensar más en sexo, principalmente porque responden mejor a estímulos visuales. Es por esto también que, en cuanto al amor romántico, ellos tienden a enamorarse más rápido y es la razón por la que las mujeres pasamos gran parte de nuestras vidas tratando de vernos bien. En cambio, nosotras respondemosmejor a estímulos verbales y conversaciones emotivas. En la Edad de Piedra, una mujer no podía mirar a un hombre y saber si sería un buen marido y padre. Todavía no lo puede hacer. Por eso es fundamental acordarse de lo que prometió hacer la Navidad pasada y lo que no hizo durante el verano. Como mujeres gastamos mucho tiempo hablando por teléfono con otras mujeres sobre lo que nuestras parejas hicieron y dejaron de hacer. Lo hacemos para crear un archivo de memoria y saber si ese hombre es el adecuado para la reproducción. Y, en términos de apego, los hombres tienden a ser más dependientes de sus parejas. De hecho, existen dos veces y media más posibilidades de que al terminar una relación, o tras una desilusión amorosa, un hombre se suicide a que una mujer tome esa decisión. Es también una de las razones por las que los hombres son más proclives a casarse en segundas nupcias.

En sus investigaciones ha descrito el amor como una adicción. ¿Para olvidar a una persona debemos ser conscientes de que somos adictos?Sí. La mejor manera de olvidar a alguien es botar las cartas, las fotos y todo lo que te recuerde a la persona. No hay que llamarla, ni ir a reuniones sociales a las que ella podría y tampoco mandarle e-mails. Jamás hay que tratar de toparse “casualmente” ni tratar de entablar una relación de amistad con ella. Es lo mismo que pasa con los alcohólicos. Cuando quieren dejar de tomar no deben dejar botellas en su casa para mirarlas. Hay que remover cualquier presencia para que el cerebro pueda acostumbrarse a vivir sin la imagen del otro. También es fundamental salir de la casa y juntarse con antiguos amigos para generar nuevos sentimientos de apego, hacer cosas excitantes que aumenten los niveles de dopamina –lo que da energía y permite sentirse optimista– y tomar sol, ya que afecta positivamente el estado de ánimo. Y nunca, bajo ninguna circunstancia, quedarse acostado en la cama y ver televisión.

- Fue considerada pesimista cuando en 1991 señaló que el amor romántico sólo duraba cuatro años. ¿Cómo ha cambiado su percepción luego de dieciocho años de investigaciones?

Cuando investigué ese fenómeno concluí que divorciarse después de cuatro años de relación era una tendencia, pero nunca quise decir que el amor romántico se terminaba. En mis últimas investigaciones estudié 17 casos de personas que consideraban que seguían enamoradas de sus parejas luego de un promedio de 21 años casadas. Efectivamente, tenían actividad en la misma región del cerebro que se activa en aquellos que están en la etapa del enamoramiento. Es una realidad científica que el amor romántico puede perdurar. Lo único que hay que hacer es encontrar a la persona adecuada y hacer las cosas bien. Gracias a mis estudios, en realidad, me considero una optimista.

Cómo elegimos pareja.

La última obsesión de Helen Fisher es averiguar por qué uno se enamora de una persona determinada. Es la gran pregunta que los científicos expertos de todo el mundo intentan responder. Para ello, la antropóloga clasificó a la gente en cuatro tipologías:

1) El explorador, que es aventurero, espontáneo, creativo ytoma riesgos, se define por tener altos niveles de dopaminay noradrenalina.

2) El constructor, que es precavido y tradicional, se caracteriza por tener altos niveles de serotonina.

3) El director, que es agresivo, directo, determinado, decidido y analítico, cuenta con altos niveles de testosterona.

4) Y el negociador, que es empático, idealista y comprende el panorama global, está influenciado por altos niveles de estrógeno y oxitocina.

Estos cuatro tipos de personalidades se dan tanto en mujeres como en hombres. Para estudiar el comportamiento de estas personas al emparejarse, la antropóloga creó un cuestionario que usuarios contestaron a través de un sitio web de citas online llamado Match.com, el más grande de Estados Unidos, y a través de otro que Fisher creó para el experimento: Chemistry. com. Ocho millones de personas respondieron el test. Los resultados fueron expuestos en un libro publicado en febrero de este año, Why him, why her? “Los sicólogos han descubierto varias razones que inciden en la forma en que elegimos pareja. Entre ellas, uno tiende a fijarse en personas de estrato económico, nivel de inteligencia, valores y belleza física similares a los propios”, dice Helen Fisher. “Pero en tu círculo social, generalmente convives con varias personas que cumplen con estas características y no te enamoras de todas. Yo quise ir más allá para descubrir la verdadera razón. Sabemos que durante la primera conversación uno logra saber si tiene una personalidad compatible con la del otro. Basados en los cuatro tipos de personalidades, creamos el test online para saber qué tipo de personas eran los encuestados y qué personalidades les atraían. Estudiamos 28.000 casos y llegamos a la conclusión de que el explorador se fija en otros exploradores; el constructor también se fija en personas como él; el director se siente atraído por el negociador y viceversa. Y, como vimos, cada uno de estos tipos de personas se caracteriza por tener altos niveles de ciertos químicos. Según nuestros estudios, entonces, la química es la que realmente determina la atracción entre los seres humanos.

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