lunes, 3 de agosto de 2009

Las lesiones y fracturas de muñeca son cada vez más frecuentes.


EM., V,CyT, 03-08-09.


Son la principal consulta por urgencia en traumatología.

Muchas personas retrasan el diagnóstico y el tratamiento de estas lesiones, lo que puede resultar en una discapacidad permanente a largo plazo.

Cristián González.

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Son las más frecuentes pero, por suerte, no las más graves. La estadística internacional habla de 469 fracturas de muñeca por cada 100.000 habitantes al año, y en Chile, alrededor del 20% de las consultas de urgencia en traumatología tienen como protagonista a las lesiones que se producen en la mano.

"Todas las lesiones traumáticas, de fracturas, han aumentado en frecuencia en los últimos años, tanto de rodilla, como cadera, tobillo, mano y muñeca, pero son éstas últimas las más frecuentes por el número de pacientes que acuden", explica el doctor Daniel Hinzpeter, traumatólogo de Clínica Las Condes y director del curso de posgrado sobre el tema realizado la semana pasada en Santiago.

La razón detrás de este aumento está en el alza de actividades deportivas y de mayor riesgo, sobre todo entre los adultos jóvenes y adolescentes, que sufren accidentes en la práctica deportiva de alta energía, especialmente deportes de contacto como fútbol o rugby, así como en prácticas como el skateboard y deportes de montaña (esquí, snowboard).

"Además, las personas de mayor edad, que están sanas y bajo control, se atreven a realizar más deporte, lo que aumenta el universo de potenciales lesionados", dice el especialista.

Pero también existe una muy alta prevalencia en los adultos de avanzada edad, en el contexto de caídas simples, tal como le ocurrió hace unas semanas al Papa Benedicto XVI.

En general, son lesiones que no comprometen la vida de los pacientes, pero sí pueden alterar en forma muy significativa su calidad de vida a largo plazo si no son tratadas como corresponde, como enfatiza el experto.

"Al tratarse de lesiones que se ubican en una zona pequeña, muchas veces no logran ser diagnosticadas o su tratamiento es simplificado. Y el no reconocer las potenciales complicaciones de estas lesiones, se generan nuevas consultas adicionales más exámenes, otras cirugías anexas y en algunos casos resultados nada óptimos: quedan secuelas que pueden ser permanentes, en muchos casos con alteración en la función y estética de la mano".

Yeso o cirugía.

Al caernos, tenemos el instinto de colocar la mano extendida sobre el piso para protegernos o afirmarnos. Si el golpe es muy fuerte o si la densidad ósea es baja -como en el caso de la osteoporosis-, la capacidad del hueso de resistir la carga no es suficiente y se fractura. Se produce entonces en la muñeca un dolor intenso, inflamación y la clásica deformación.

"Los pacientes se arriesgan más y tienen una alta expectativa de que seremos capaces de arreglar la lesión en forma rápida y perfecta. En parte eso eso ocurre por el desarrollo de la traumatología en los últimos 30 años, pero no siempre es así", advierte el doctor Hinzpeter.

Un tercio de los pacientes puede sufrir alguna complicación que va desde un dolor crónico a la rigidez articular y al desarrollo de artrosis. "Todo depende de la gravedad de la fractura inicial, las condiciones y la edad del paciente, y el manejo que haya tenido la lesión". Por ello, no hay que minimizar una fractura, por pequeña que sea.

Los tratamientos disponibles siguen siendo los clásicos, pero cada vez más modernos: el yeso y la cirugía. "El yeso está vigente en el contexto de una elección correcta. Pero hay pacientes que prefieren cirugía porque creen erróneamente que la recuperación es más rápida". Es el buen juicio clínico y la experiencia del médico lo que determina si una fractura merece yeso o pabellón.

No hay que olvidar, dice Hinzpeter, que del 10 al 15% de las cirugías deben repetirse al año para retirar los tornillos o placas de titanio o acero que fueron colocados Durante la intervención inicial.

Huesos.

En total, 29 huesos forman parte de la muñeca y la mano: 19 conforman a ésta última y los dedos, ocho a la muñeca y dos en el antebrazo.

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